Un regalo para Jungkook.
Jimin y Jungkook llegaron a su casa después de haber declarado en la estación de policía. Los padres de Jimin los estaban esperando.
—¡Jimin, cariño! —la señora Park corrió a abrazar a su hijo—. ¿Te encuentras bien?
—Estoy bien, mamá, papá, no se preocupen más.
—¿Cómo es que no nos vamos a preocupar? —el señor Park tenía el ceño fruncido a más no poder—. Nunca nos ha pasado algo similar en nuestras vidas. ¿Tienen identificado a los responsables?
—Ni el señor Kang ni yo pudimos ver el rostro del conductor; lo tenía cubierto.
—No se preocupen señores Park —intervino Jungkook—. Reforcé la seguridad al doble.
—¿Y hasta cuándo durará eso? —el señor Park seguía angustiado—. No se la pueden pasar así toda la vida.
—Tanto la policía, como los investigadores que contraté, están trabajando para aclarar este asunto —Jungkook volteó a ver a Jimin—. Tal vez si fueras a casa de tus padres algún tiempo, dejas la universidad una temporada...
—Nada de eso... esos malvados no lograrán que cambie mis planes por ellos, además, mi deber es estar al lado de mi esposo, en las buenas y mucho más en las malas.
—Jimin tiene razón, Jeon —reconoció el señor Park—. Aunque nada me gustaría más que tener a mi niño de nuevo en nuestra casa.
—Pero ahora es una hombre casado —apoyó la señora Park—. Y si volviera a nuestra casa, no creo que se conforme con estar encerrado.
—Entonces, confiaremos en que nuestros guardianes de la ley, resuelvan pronto este problema, y así podremos seguir con nuestras vidas.
Los señores Park pasaron toda la tarde acompañando a la joven pareja, hasta que fue hora de retirarse.
—Saben que cuentan con nosotros, a cualquier hora.
—Lo sabemos, papá.
—Cuídate cariño, y no hagas cosas temerarias —le recomendó su mamá.
Cuando quedaron solos, Jungkook abrazó cariñoso a Jimin.
—Necesitas descansar, amor, iremos a tu recámara para que te recuestes.
Jimin asintió y dejó que Jungkook lo condujera a la habitación.
Jungkook se retiraba cuando Jimin le habló.
—Kook, esta noche... ¿Podrías dormir conmigo? No quiero que sigas durmiendo en el cuarto de invitados.
—No quiero importunarte, te podría lastimar.
—Son solo moretones, ahora más que nunca, necesito de tu compañía y tu cariño.
—Está bien, Jim, mudaré mis cosas.
—¿A cambio quieres un masaje en la espalda? —Jimin trató de bromear para que Jungkook ya no estuviera tan preocupado.
—Lo que quiero... —y se acercó sigiloso—. Es que estés a salvo y tranquilo.
—Contigo lo estoy —lo abrazó.
—Tal vez, sí deberías pasar una temporada con tus padres, podría yo asesorarte si faltas a clase un par de semanas...
—Guarde silencio señor Jeon —Jimin inició el beso, un beso profundo y lleno de promesas y proyectos por realizar.
✧✦✧
Al día siguiente, al término de las clases, Jungkook buscó a Minhyun en la escuela, pero no lo encontró, no había asistido.
Salió de la escuela y condujo hacia la residencia Jeon, llegó justo cuando sus primos salían de ella.
—Pero miren a quién tenemos aquí —la voz burlona de Yeji denotaba agresión—. Tanto tiempo buscándolo, y ahora él nos honra con su presencia en esta casa.
—No es una visita de cortesía, vengo a reclamarles su proceder.
—¿De qué habla nuestro primito, Yeji? —fanfarroneó Minhyun.
—No tengo la menor idea, quizás porque se casó con un huérfano poca cosa, se le está secando el cerebro.
—Ustedes son los responsables del atentado que sufrió Jimin.
—¿De qué estás hablando? ¿Qué atentado? —Yeji habló como si desconociera lo ocurrido.
—Ustedes mandaron a atropellar a Jimin.
—¿Por qué íbamos a mandar a atropellar al huérfano?
—Por todo el maldito asunto del fideicomiso. Les juro que si no fuera por la promesa que le hice a la abuela, me olvidaba de todo.
—¿Qué esperas Jungkook? ¿A que le ocurra otro atentado a Jimin? —bramó Minhyun.
Jungkook se quedó de una pieza.
—Lo que acabas de decir me confirma que fueron ustedes los culpables del ataque.
—Yo sólo digo que los esposos de un magnate millonario son... mucho más interesantes.
El cínico comentario cumplió su cometido y Jungkook le propinó un puñetazo al rostro de Minhyun.
—¡Eres un salvaje! —gritó Yeji y corrió al lado de su hermano que yacía en el suelo—. ¡Déjanos en paz! ¡Si no vas a regresarnos el dinero, mejor lárgate!
Jungkook ya no comentó nada, volvió a subir a su coche y se fue a su casa.
✧✦✧
Jimin se encontraba revisando sus últimos apuntes de la escuela, quería ponerse al día con la intención de regresar a la universidad al día siguiente, cuando encontró su vieja libreta de anotaciones, ya la había dado por perdida, cuando la abrió se encontró con algunas anotaciones que le causaron daño.
Él había anotado la fecha en que Jungkook rompió su compromiso, la fecha en que lo vio con Jisung en el café, la fecha en que él huyó de su presencia saltando una barda con Taehyung, hasta llegar a la primera navidad que pasaría sin su amado Jungkook; hizo una última anotación, una promesa:
—No lloraré en su primer cumpleaños en que no estaré con él —Jimin hizo memoria de fechas—. Su cumpleaños es pasado mañana —se levantó del escritorio con la libreta en las manos, se acercó a la chimenea y la arrojó al fuego—. No sé como es que me hice tanto daño, compraré una nueva libreta donde sólo anotaré días felices... y el primero será el primer cumpleaños de Jungkook siendo su esposo...
¿Y su marido?
Jimin tomó conciencia de que ese glorioso evento, todavía no había ocurrido, por diferentes circunstancias no se había consumado.
—Tiene que ser inolvidable... que mejor día que su cumpleaños —el sólo pensarlo lo lleno de carmín.
Tenía que planearlo muy bien, pensar en todos los detalles... se pondría un traje, nada de trajes costosos, sino se vestiría como un chico normal, como cuando fue a la fiesta del alcalde, le prepararía sus platillos favoritos... y ya en la noche, se pondría la ropa íntima que le regaló Taehyung o Yuna, y se volvió a sonrojar acompañado de una risita nerviosa.
—Pasado mañana, me tengo que dar prisa —con ese pensamiento salió de la biblioteca, justo cuando llegaba Jungkook.
Jimin corrió a su encuentro, lo abrazó y le dio un breve beso en los labios. El rostro de Jungkook se transformó, de una cara realmente molesta, pasó a una sonriente.
—Me alegra que mi tímido esposo, me reciba así.
Jimin se sonrojó y lo soltó.
—¿Crees que soy muy atrevido? —y volteó a ver si la servidumbre había sido testigo de su atrevimiento.
Jungkook lo volvió a abrazar.
—Para nada, esto es uno de los cambios que me agradan de ti.
Cuando se separaron, Jimin tomó la mano de Jungkook.
—¡Dios, Jungkook! ¿Por qué tienes la mano lastimada?
—Por golpear a un idiota, pero no te preocupes, el idiota no sufrió daño alguno.
—Fuiste a golpear a Minhyun.
—Sí, por su manera de hablar, ahora estoy seguro de que fueron ellos.
—Pero no tenemos pruebas contundentes de ello... no quisiera que te metieras en un lío.
—No te preocupes amor —le dijo besándole la frente—. Me iré a bañar y bajaré a comer.
Jimin lo siguió con la mirada realmente preocupado.
—El asunto de Yeji y Minhyun no va a terminar nada bien.
✧✦✧
Al día siguiente, la pareja Jeon salían de su casa cuando llegó un coche patrulla, de él salieron dos corpulentos oficiales y se plantaron delante de ellos.
—¿Señor Jeon Jungkook?
—Sí, soy yo.
—Queda bajo arresto por agresión e intento de asesinato.
—¿Qué? ¿Quién me acusa de ese disparate?
—Lo sentimos, pero carecemos de esa información —los agentes lo tomaron de los brazos y lo condujeron a la patrulla—. Sólo tenemos la encomienda de llevarlo a la estación de policía, tiene derecho a guardar silencio...
—No pueden llevárselo, mi esposo es inocente.
—Jimin tranquilo, llama al abogado.
Jimin no pudo hacer nada, se llevaron a Jungkook como si fuera el peor criminal del mundo.
Unas horas más tarde, el menor se encontraba aguardando en la estación de policía, ya que el abogado de los Jeon, saliera de litigar a favor de Jungkook, finalmente el abogado salió.
—¿Cómo está la situación, señor Chenle? —preguntó angustiado—. ¿Soltarán a Jungkook?
Antes de que el abogado respondiera, de la misma oficina salieron los hermanos Jeon y otra persona, que seguramente sería su abogado.
—Jungkook pagará muy caro su ofensa —comenzó a hablar Yeji.
Jimin volteó a mirar a Minhyun, estaba hecho un guiñapo, moretones en todo el rostro, con un ojo cerrado por un gran golpe y el labio partido.
—Mira lo que me hizo tu marido, con esto, él se quedará encerrado un buen tiempo.
—Esto no es posible, Jungkook no sería capaz de hacer algo semejante, aunque te lo merecieras.
—¿Lo ve abogado? —se dirigió a la tercera persona—. Ese chico es cómplice de mi primo, deberíamos levantar cargo contra él.
—¿Acaso quieres que salgan a relucir tus trampas y desmanes en la escuela? ¿O quizás el acoso que has hecho de mi persona?
Minhyun dudó un instante, no esperaba que aquel muchachito tímido se defendiera tan ferozmente.
—No querrás que el apellido de tu familia y el de tu esposo salga restregado por los suelos de la comunidad financiera.
—No se te olvide que tú también perteneces lamentablemente a la familia Jeon. Mi familia me perdonará que sacuda un poco el polvo de su rutinaria vida con algún escandalillo de chismosas, pero... yo no tengo problema si el apellido Jeon sale restregado por los suelos de la comunidad financiera.
—¡Señor Jimin, señor Minhyun! —el abogado de los hermanos llamó a tener prudencia—. Me parece que no es el sitio indicado para sacar los trapos al sol.
—Vamos Minhyun —intervino finalmente Yeji.
—Este lugar no es digno de nosotros.
Y los hermanos Jeon salieron con su abogado, dejando a Jimin con la mandíbula trabada de coraje, trató de recuperar la compostura y se dirigió al abogado.
—Señor Chenle, ¿cuándo saldrá Jungkook en libertad?
—Usted mismo lo ha visto, los hermanos Jeon tienen un alegato más que convincente.
—Pero están mintiendo, Jungkook no le propinó esa paliza.
—Es su palabra contra la suya.
Jimin estaba desmoralizado, cuando llegó su padre.
—Papá, al fin llegas.
—Vine en cuanto leí tu mensaje.
El abogado, el señor Chenle lo puso al corriente.
—Por lo que me dice el señor Chenle, está algo complicado, sólo queda hacer una cosa.
—¿Qué cosa?
—Influencia y poder, será mejor que regreses a tu casa, esto va a estar largo y tendido.
—Pero papá...
—No te preocupes, estoy acostumbrado a este tipo de enredos.
—¿A qué te refieres?
—Te los contaré otro día, ahora, me quedaré con el señor Chenle a desenredar esta telaraña... Usted señor, a su casa, o si gustas, tu madre te recibirá encantado.
—Esperaré a mi marido en nuestra casa, gracias por todo papá —Jimin se despidió con un fuerte abrazo a su papá y regresó a su casa.
Saliendo de la comisaria, Jimin regresó a la casa Jeon, y al momento de entrar la sintió inmensamente vacía, subió las escaleras pesadamente y al momento de ingresar a su habitación soltó el llanto.
—Debo de ser fuerte... por Jungkook, no le seré de gran ayuda si me derrumbo.
Abrió su closet y sacó su ropa de noche que pensaba usar en el cumpleaños de Jungkook, y lo colocó en la puerta del closet.
—¿Por qué siempre se nos caen nuestros planes? —miró su cama, quien aunque no habían tenido relaciones íntimas, ya compartía con Jungkook—. Esta noche será muy fría y larga, amor.
Se puso a leer un poco para distraer su mente, no tenía ganas de meterse a la cama y empezar a llorar por Jungkook, pero la lectura no ayudó de mucho.
Decidió que un baño podría despejar su mente y quizás encontrar la solución a todo ese problema con los Jeon.
Jimin entró al cuarto de baño, cerró, pero no puso pasador, no tenía caso, nadie lo molestaría, mientras se llenaba la tina de tibia agua, vertió aceites relajantes y prendió una vela aromática.
Se desvistió y entró a la tina, sonrió al notar que el cuarto se había llenado de un ambiente místico y romántico. ¡Claro! Si tuviera a su lado a Jungkook eso sería la locura.
Lo que no se esperaba, era que justo en ese momento Jungkook llegaba a su casa, cansado física y mentalmente, nadie lo esperaba, nadie sabía que llegaría después de muchas horas detenido en la jefatura de policía. Ya estaba entrando la noche, así que encendió las luces y se dirigió a su recamara, tenía unas ganas locas de ver a Jimin y dormirse abrazado a él.
Jungkook entró a la habitación sigilosamente, diciéndose que posiblemente Jimin se encontraba ya dormido, pero una vez adentro notó que no estaba en la cama. Fue cuando se dio cuenta, que había luz en el cuarto de baño, su corazón dio un sobresalto al comprender en un segundo que su Jimin estaba tras esa puerta que se encontraba enfrente de él.
Como todo caballero, lo más lógico era haber dado media vuelta y salir. pero el no pudo obedecer la voz de la razón, tenía que entrar, él era su marido y tenía todo el derecho de entrar.
—¿Y si me rechaza? —la vieja duda le volvió a tocar el corazón... y se dio valor, recordando que entre ellos ya se estaban aclarando las cosas.
Giró el picaporte y entró... para perderse en la visión más maravillosa que jamás hubiera visto.
Ante él, sentado en la tina se encontraba Jimin cubierto de espuma, de espaldas a él y concentrado en el disfrute de su baño, él no había notado su presencia.
—Mierda... —fue el último pensamiento coherente que pudo tener antes que Jimin se incorporara de la tina, las pupilas de Jungkook se dilataron ante tal visión.
Ajeno al escrutinio de su esposo, Jimin se enjuagaba con agua limpia para quitarse el jabón, sin darse cuenta de lo que esto provocaba en Jungkook.
Se dio vuelta y quedó enfrente de él, se quedó paralizado, y la esponja voló de su mano, quiso tapar su desnudez, pero Jungkook fue más rápido que él, solo bastó dos zancadas para que Jeon lo atrapara entre sus brazos y su boca fuera presa de sus besos.
Cuando tuvieron que tomar aire, Jungkook siguió con su cuello, en un atrevido movimiento, lo tomó por los glúteos y lo sacó de la tina.
—Jungkook... estás aquí —habló con dificultad.
—Aquí estoy, amor —le contestó con los labios pegados a su piel.
—Tu traje... lo estoy arruinando.
—Me importa un rábano el traje, solo me importas tú —lo tomó en sus brazos.
Cargando su valioso y mojado tesoro, salió del cuarto de baño, haciendo acto de malabarismo, se las ingenió para no dejar caer a Jimin y destender la cama. Lo depositó en el centro de la cama, y él se puso de rodillas sobre la misma, lo contempló en toda su desnudez, provocando que el menor se estremeciera y desviara la mirada avergonzado.
Jungkook se inclinó, tomó su rostro y lo obligó a mirarlo.
—Eres realmente hermoso —le dijo con voz grave por la excitación—. Sabes que te amo, por cómo eres, por cómo cambiaste, pero en este momento te deseo más que nunca.
Y nuevamente lo llenó de besos, se volvió a incorporar y sin dejar de observarlo, comenzó a quitarse el saco, el chaleco, la camisa.
Jimin lo miraba hipnotizado, pese a su pudor, no podía apartar la mirada de él, más cuando él continuó con el pantalón, nuevamente desvió la mirada, cerrando los ojos. En breve sintió el peso de Jungkook, que se colocó suavemente sobre él.
El choque fue eléctrico, sentir piel con piel fue la gloria para los dos, Jungkook no quería que se volviera a asustar, y avanzó cauteloso, con caricias suaves, pero firmes, besos tiernos, pero apasionados.
—Jimin —le susurró y él abrió los ojos sin atreverse a mirarle todavía—. Tócame —él lo miró a los ojos—. Este encuentro es de dos —y le tomó sus manos y se las colocó en su pecho, al contacto él se estremeció.
Jimin con manos temblorosas fue recorriendo el torso de Jungkook, que, aunque era delgado, tenía sus músculos bien definidos y fuertes, Jimin comprendió que Jeon tenía razón, esto era una entrega de dos.
Sus manos recorrieron su espalda, embelesado con esa caricia, le tomó por sorpresa que Jungkook tomara uno de sus pezones con sus labios, el menor abrió los ojos de par en par, más se sorprendió de sí mismo, cómo arqueó la espalda para ofrecérsele completamente.
Las caricias de Jungkook fueron más atrevidas, su autocontrol se fue perdiendo al saborear la piel de Park y encontrar el camino hacia su erección, al sentir la mano de Jeon en esa parte tan sensible, se aferró con fuerza a sus hombros.
—Kook —susurró temeroso.
—Dime, amor.
—Tengo... miedo.
—No tengas miedo, estoy contigo, no te lastimaré... bueno... quizás un poco.
—Estoy nervioso... ¿Y si lo hago mal?
—Yo también lo estoy, aprenderemos juntos, ¿de acuerdo?
Jimin asintió con la cabeza, sintiéndose el rey del mundo al entender que para Jungkook, también era su primera vez.
Las caricias se intensificaron, y Jungkook intuyó que el momento había llegado. Su masculinidad fue bien recibida entre los muslos de Jimin y el ritual se efectuó con lentitud, pero con firmeza.
Algo se rompió de pronto, y un dolor interrumpió el encuentro amoroso, los dos se quedaron quietos, abrazados, tan sólo aguardando a que esa sensación desapareciera. Cuando así sucedió, Jungkook comenzó a moverse lentamente, dejando que Jimin se acoplara a su cuerpo y una antigua danza comenzó.
—Así es como debe ser la unión de dos seres que se aman —pensó Jimin entre el oleaje de nuevas sensaciones—. No hay nada perverso ni vergonzoso.
Las embestidas de Jungkook fueron más rápidas, y comenzaron a sentir que la conclusión de este acto maravilloso, estaba apenas por llegar.
Jimin sintió que mil fuegos artificiales estallaron en su interior, y estaba tratando de recuperarse cuando sintió que lo mismo le pasó a Jungkook, cuando se corrió dentro de él.
Jungkook se recostó a un lado de él gimiendo roncamente, cuando pudo recuperar un poco el control, lo abrazó contra su cuerpo y Jimin se aferró a su torso.
—¡Joder! Eso fue... maravilloso —dijo con la respiración entrecortada.
Jimin podía escuchar el corazón de Jungkook, latiendo frenético, igual al suyo, poco a poco se fueron tranquilizando sólo para tomar conciencia del acto que se había realizado y de pronto Jimin levantó su cabeza del pecho de él.
—¡Mierda!
—¿Qué sucede, Jim?
—Tu cumpleaños.
—¿Mi cumpleaños?
—Yo te iba a preparar tu comida favorita, me pondría una ropa similar al que usé en el baile del alcalde, y... bueno... después vendría esto —le dijo volviéndose a sonrojar—. Pero te llevaron preso...
—Jimin, Jimin, tranquilo amor, ya es más de medianoche, así que ya es mi cumpleaños, y el regalo que me acabas de dar, no lo cambiaría por nada del mundo... ¿te encuentras bien?
—Si.
—¿Estás listo?
—¿Para qué?
—Para volverlo a hacer.
—¿Se puede volver a hacer? —le preguntó con los ojos bien abiertos por el asombro.
Como respuesta, Jungkook le sonrió ampliamente y cubrió su cuerpo con el suyo y se volvieron a entregar, a conocer cada rincón del cuerpo del otro, a decirse sin palabras lo mucho que se amaban, sin dudas, sin miedos, simplemente la entrega perfecta entre esposos.
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